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ANA MARÍA MARTÍNEZ SAGI
Fue una poetisa, periodista, feminista, pintora y pionera del deporte femenino español. Su madre, Consuelo Sagi Barba, era hermana del barítono español Emilio Sagi Barba quien, a su vez, es abuelo del director de escena Emilio Sagi.
Está considerada una de las periodistas más importantes de la Segunda República y, además de sus trabajos periodísticos, publicó varios libros de poemas que tuvieron un gran éxito. Su estilo desesperado y angustiado se acerca al de las poetisas de Hispanoamérica como Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral. Se la llegó incluso a considerar como la heredera de Rosalía Castro.
En su vertiente feminista, Martínez Sagi fundó el primer club de mujeres trabajadoras de Barcelona, impulsando la alfabetización de la población femenina.
En 1934, a los veintisiete años, se convirtió en la primera mujer miembro de la junta directiva del FC Barcelona, siendo su primo, Emilio Sagi-Barba un famoso jugador. Tenía como objetivo potenciar el deporte femenino en el club y crear una sección específica, pero no lo consiguió y el fracaso del proyecto la llevó a dimitir de su puesto un año después. Martínez Sagi entendía el deporte como necesario para llevar a la mujer a la modernidad, compatibilizando cuerpo y mente.
Tras terminar la Guerra Civil, se exilió a Francia, donde participó en la Resistencia. En la década de 1950, se marchó a Estados Unidos para trabajar en la Universidad de Illinois. En todo ese tiempo nunca dejó de escribir. Al jubilarse, volvió a España, y tanto ella como su obra se mantuvieron en el anonimato hasta que Juan Manuel de Prada recuperó su figura al publicar una exhaustiva biografía.
Martínez Sagi recibió una clara influencia poética de la escritora Elisabeth Mulder, quien fue la fuente principal de su inspiración poética. Mantuvieron una breve relación sentimental, pues la madre de Ana María las obligó a la ruptura. Ambas poetisas se dedicaron algunos de sus poemas, implícita o subrepticiamente. Su poesía también tuvo la influencia de Teresa de Jesús, de Alfonsina Storni y, sobre todo, de su admirado Antonio Machado.
PUERTO DE ALCUDIA
Era una larga terraza
vestida de claridad.
Eran dos montañas negras
ocho barcas y un cañar.
Una ruta navegante
con un puerto sin fanal
como laguna dormida
bajo el fulgor estelar.
Y era un áspero perfume
ramo de brea y sal
y una ventana en la noche
abierta a la inmensidad
con dos sombras desveladas
que contemplaban el mar.
Y era abril:
y nada más.
ELISABETH MULDER
Mujer-esfinge
misteriosa, enigmática, compleja.
Abismo de inquietud, sima profunda,
captadora de estrellas
y de humanos dolores;
poeta
de la luz y la sombra,
de la nube y la tierra.
Supremamente erguida en el Dolor.
Fuerte y serena,
contra todos los vientos
y mareas.
Ferviente apasionada
de la Idea.
Iluminada creadora
de Belleza.
Alma noble y limpia,
que todo lo mezquino y lo bajo desdeña.
Corazón apasionado y bondadoso,
espíritu alerta,
en la clara aurora de los sueños,
y en la noche negra de las penas.
Mujer-enigma de pupilas verdes,
altiva, torturada, sensitiva y bella.
Inexpugnable en la cima de tu Vida
cernida de Tormentas.
SIN AMOR
Sin amor:
nada puedo.
Sin amor esta vida
es gélido desierto
laberinto angustioso
sin fin y sin comienzo.
En cada espino y piedra
me desgarro y me hiero.
Nada puede salvarme.
Levantarme no puedo.
Soy como alma habitada
de ruinas y de viento.
Hielo amargo. Cantil.
Pozo cegado. Yermo
Sin amor:
¡nada puedo!
ÍBAMOS DE LA MANO
Íbamos de la mano
por el bosque aromado de espliegos y tomillos.
Íbamos de la mano:
era claro el camino.
Tarde de primavera.
Rosado el mar tranquilo.
Íbamos de la mano las bocas silenciosas.
No se oía más ruido
que el del mar y la brisa. Los últimos reflejos
del sol incendiaban las copas de los pinos.
Nuestras sombras unidas
pasaban con sigilo.
-El verde de tus ojos
era sereno y limpio-.
No sé si tú sentías el calor de mi mano
la gracia milagrosa de aquel contacto íntimo.
Tu voz quebró el silencio: “¿En qué piensas, pequeña?”
- Cruzó una gaviota por el cielo encendido-
Yo te miré los ojos que ya amé en otro mundo
y algo breve y muy dulce te murmuré al oído.
Besaste tú mi mano.
Luego la noche vino.
SOY UN ALMA CANSADA
Soy un alma cansada que vive sollozando,
soy un astro lejano que ha tiempo que no brilla,
soy un arca cerrada, soy una luz que muere,
soy una tierra estéril sin frutos y sin brisas.
Soy un verso no escrito, soy un hondo sollozo,
soy una extraña esfinge de frente pensativa;
soy un sueño poblado de visiones de angustia,
soy un beso sin fuego, soy un cuerpo sin vida…
Si me encuentras, viajero, no te acerques, aun cuando
te seduzca el misterio de mis claras pupilas.
Yo sabría quererte como no te han querido,
guardo un caudal oculto de ternura infinita…
Pero no te detengas… Déjame en el camino,
derrotada y doliente, solitaria y vencida… Y
aunque llore en silencio, no te importe. ¡Huye lejos!
Soy una mujer triste, sin cantos y sin risas…
ESTIU
Sortí al portal de la masia. El sol
arborava els pallers i el blat de l’era.
Ni un alè d’aire. Calor i pols i el cant
tossut de les cigales cridaneres.
Amb la mà fent pantalla es tapà els ulls
-brunzien unes mosques vironeres-
fixà l’esguard en la blavor del cel
i en el verd tendre de les mongeteres.
Vora el pou enrunat dormia el gos pelut.
La vaca mig tancava les parpelles.
Un ninyó camallarg, golafre i embrunit,
brandava àvidament una perera.
Entre marges de pols i gatoses roents,
es perdia molt lluny, la carretera…
FIN
Vendrás a mi
cuando yo sea polvo en vez de sangre.
Cruzarás mundos por venir a verme
y será tarde.
Como dos sarmientos
serán estas manos suaves;
y mi boca, la boca que tú amabas,
ya no podrá besarte.
Será inútil el llanto.
Estaré quieta, quieta, abrazada a la tierra,
más pequeña que antes.
Los ojos que en la vida te siguieron febriles
sin poder alcanzarte
estarán apagados.
¡Ah, qué silencio grave
te responderá cuando
tú vayas a buscarme!